Detonación de carga de profundidad antisubmarina.
Artificieros de la Armada Española explosionan una carga de profundidad antisubmarinos de la 2GM hallada en la costa de Alicante, 16/VII/2017.
El de 16 de julio de 2017, los artificieros de la Armada explosionan una carga de profundidad del ejercito americano de la 2º Guerra Mundial -mark 9-, que tenía 121 kilos de dinamita, a tres millas del Cabo de Santa Pola (Alicante) tras reflotarlo a 15 metros de la superficie y alejarlo de la reserva marina.
Fue hallada por don Hector Boix, gerente de la empresa de submarinismo SCUBA ELX, con base en Santa Pola cuando realizaban una inmersión recreativa a principos de julio. Lo puso en conocimiento de la Guardia Civil y los buzos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas inspeccionaron la zona, comprobando que era un artefacto explosivo.
Tomaron imágenes y las enviaron al Grupo Especial de Desactivación de Explosivos de la Guardia Civil, que tras analizarlas, llegó a la conclusión de que era una bomba de la II Guerra Mundial. La Benemérita lo comunicó a la Armada, competente en la desactivación de explosivos en el lecho marino. Los artificieros de la Armada explosionaron 16/VII/2017, este artefacto que ha permanecido más de 70 años en el lecho marino, compuesta por 91 kilos de material explosivo, unos 121 de dinamita, modelo Mark 9, utilizada por el Ejército norteamericano para atacar a submarinos alemanes desde buques y aviones, según los cálculos de un portavoz de las fuerzas navales.
Los artificieros llegaron al puerto de Santa Pola a bordo del buque Río Guadiaro, que tiene su sede en Cartagena. Antes de partir rumbo al lugar donde se halló la bomba, balizada con una boya amarilla desde su hallazgo y controlada por cámaras de larga distancia del Servicio de Vigilancia Exterior, pasaron varias horas preparando los materiales necesarios. La Guardia Civil escoltó con su patrullera las lanchas con los buzos de la Armada, y controló que no hubiera embarcaciones de pesca y recreo a menos de 700 metros del punto fijado para la detonación controlada, ni buceadores a menos de 1,4 kilómetros. También iba una embarcación con informadores, que tuvo que quedarse a 1.000 metros de la bomba por seguridad.
La desactivación tuvo lugar pasadas las 17 horas a unas tres millas náuticas del Cabo de Santa Pola, en una zona arenosa, hasta donde los artificieros trasladaron la carga de profundidad, Previamente, ocho buzos de la Unidad Especializada de Desactivación de Explosivos de la Armada realizaron diversas inmersiones hasta donde se encontraba la bomba, a 29 metros de profundidad, para colocarla en un globo que permitiera reflotarla y detonarla a distancia. Después fue arrastrada con una cuerda sujeta a una embarcación hasta la zona de seguridad elegida para la detonación, a la que se procedió tras colocarle una carga de cebo. La deflagración se realizó a 15 metros de la superficie para no dañar los fondos marinos.