Legión Azul
El 1 de octubre de 1943, España declaró la neutralidad, y pocos días después llegaba la orden de repatriación escalonada de la División Azul.
Mientras, la diplomacia española trataba de elaborar una fórmula de compromiso que, manteniendo el vínculo hasta entonces existente con Alemania, le demostrara a las potencias aliadas la voluntad del Gobierno de Madrid de desvincularse del esfuerzo militar de los países del Pacto Tripartito. Un paso hacia la consecución de tan difícil equilibrio sería por un lado, la retirada de la División Azul, y por otro, la constitución de otra unidad de menor envergadura: La Legión Azul.
La Legión Española de Voluntarios (Legión Azul) o Spanische Freiwilliger Legion, se creó dos días después de la disolución de la División Española de Voluntarios (División Azul) el 17 de noviembre de 1943. El Comandante en Jefe de la compañía fue el Coronel de Infantería García Navarro. Esta nueva compañía continuaría combatiendo contra el Comunismo.
Tuvo un año de existencia y estaba compuesta por hombres venidos desde todos los puntos de la geografía nacional española. En total eran 2.269 voluntarios conformados en 2 banderas de Infantería, 1 bandera mixta de Sanidad e Intendencia y la Plana Mayor. El mando recayó en el coronel Antonio García Navarro, último jefe del Estado Mayor de la División Azul, siendo su segundo jefe el teniente coronel Sáenz de Cabezón.
En Jamburg, localidad situada cerca de Narva, fueron concentrados los hombres de la nueva unidad para iniciar la instrucción y el reequipamiento dándose la circunstancia de que las instalaciones escogidas como acuartelamiento habían pertenecido con anterioridad al Ejército Rojo. Los oficiales españoles impusieron una férrea disciplina y un duro entrenamiento. Se registraron 7 deserciones y se frustraron otros 6 intentos. Ante esta alarmante situación 75 individuos fueron repatriados forzosos a España ya que se quería forjar una unidad homogénea, fiable y que no pusiese en peligro, con su comportamiento, la excelente reputación obtenida, cerca de propios y extraños, por la División Azul.
Organigrama de la Légión Española de Voluntarios o Spanischen Freiwilliger Legión.
Jefatura: Coronel de Infantería diplomado en Estado Mayor, Antonio García Navarro.
Segundo Jefe:Teniente coronel de Infantería Modesto Sáez de Cabezón.
Ayudante del coronel: Capitán de Infantería Urbano Gómez García.
Ayudante del Teniente coronel: Capitán de Infantería Victor Lago Román.
Estado Mayor y servicios.
Jefatura: Comandante de Estado Mayor de Ingenieros Ramón Abonia Arenas.
Oficial de órdenes: Capitán de Infantería Enrique Herrera Marín.
Transportes: Capitán de Artillería Ricardo Sosa Tolosa.
Auditoría de Guerra y Justicia: Capitán auditor Santiago Pardo Canalís.
Intervención: Capitán interventor Luis Rosón Pérez.
Pagaduría: Capitán de Intendencia Eduardo de Palacios.
Gendarmería: Capitán de la Guardia Civil Angel Ramos Patiño.
Sanidad:
Hospital de Campaña, jefe: Comandante médico Antonio Grau Pujol.
Capitán médico Antonio Piñeiro Tejada.
Capitán médico Arturo Criado Amuñategui.
Equipo quirúrgico, jefe: Capitán médico José María González.
Cuerpo eclesiástico: Teniente capellán Antonio Costa López.
Veterinaria: Teniente veterinario Eugenio Mercado Sierra.
Sección de enlaces: Teniente de Infantería Angel Eustaquio Gil Martín.
Oficiales afectos a la Plana Mayor, en situación pendientes de destino, o para cubrir bajas, al constituirse la Legión.
Capitanes: Jesús Ruiz Molina, Isidoro García Ruiz, Melquiades Rico Eguilaz, Cesáreo Sanz Orrio, Mariano Calviño de Sabucedo y Gras, y Félix Arena Arenas.
Servicios en Riga:
Hospital: Jefe: Capitán médico Jose María Serrano Vicens. Capitán médico Luis Arregui Gil.
Pagaduría: Capitán de Intendecia Alvaro García Fidalgo.
Intérpretes de la Legión: Teniente Foester, Teniente Konstntin Goduid-Jonashvili y Alférez Pablo de Metternich.
Primera Bandera de Granaderos:
Jefe, Comandante de Infantería Antonio Ibarra Montis.
Tres compañías de granaderos y una de ametralladoras y morteros. Cada compañía se compone de tres secciones de 32 hombres, y una
Plana Mayor de 14; total, 12 hombres, contando clases. La compañía de ametralladoras, dotada de 12 máquinas y 6 morteros, tendrá también el efectivo de 120 hombres. La Plana Mayor de cada bandera, contodos los elementos, incluso una sección de asalto, constará de 60 hombres).
Segunda Bandera de Granaderos:
Jefe: Comandante de Infantería José María García Mendoza.
Tres compañías de granaderos y una de ametralladoras y morteros.
(La misma composición que la anterior).
Tercera Bandera Mixta:
Jefe: Comandante de Artillería José Virgili Quintanilla
Una compañía de antitanques, una compañía de exploración, una compañía
de cañones, una compañía de zapadores y una compañía de transmisiones.
El 13 de diciembre la Legión fue puesta en estado de alerta, comenzando dos días más tarde su embarque en ferrocarril para trasladarla a Liuban, donde se integraría en la 121ª División alemana, adscrita al XXVIII Cuerpo de Ejército y mandada por el general Helmut Priess. Tras llegar a Kostovo y relevar al 450º Regimiento de Granaderos, fue a desplegarse a lo largo de la línea de 11 km., encontrándose frente a un enemigo tranquilo en sus posiciones, lo cual no impidió que fuese obsequiada con el acostumbrado recibimiento a base de fuego artillero.
Las Navidades transcurrieron con tranquilidad, salvo pequeños ataques todos ellos rechazados, que produjeron los primeros caídos. Mientras, el Ejército Rojo, preparaba con gran concentración de medios, la esperada ofensiva de invierno con la que debería ponerse punto final al sitio de Leningrado y permitir el cerco y aniquilamiento del Grupo de Ejércitos Norte alemán.
A mediados de diciembre La Legión llega a la ciudad de Kostovo. Una vez allí toman posiciones y se preparan para un esperado ataque artillero soviético. Un mes después, el 15 de enero de 1944 las líneas rusas comienzan su avance. Tan sólo cuatro días hicieron falta para provocar la deshonrosa retirada alemana.
Durante la huida, mientras los alemanes se batían en retirada por mitad de los bosques y ríos helados, los españoles decidieron unirse y tomar la estación ferroviaria, cerca de la población de Liuban que estaba fuertemente asediada por los rusos. Los españoles contraatacaban como podían para mantener abierta la estación. Las bajas en la compañía española fueron muchas pero gracias a esto miles de soldados alemanes pudieron salvar la vida e integrarse en otros pelotones. El General Helmut Priess recompensó con la Cruz de Hierro al coronel García Navarro y algunos valientes legionarios que participaron en tan grande epopeya.
El 11 de febrero de 1944, la disolución de la Legión. La diplomacia española, ante el cariz que tomaba la guerra para el Reich, deseaba desvincularse lo más posible del esfuerzo militar alemán, mientras que las potencias aliadas intensificaban su presión sobre Madrid autorizando embargo de alimentos y materias primas. Los legionarios tenían que volver a sus casas.
Al abordar los preparativos para la repatriación, la moral de los españoles era baja. Se sucedieron los actos y ceremonias de despedida, siendo numerosos los altos cargos del Ejército alemán que asistieron a ellos.
El 17 de marzo comenzó el regreso: Transmisiones abrió la marcha, seguida de otras pequeñas unidades. La segunda Bandera fue la última en irse entrando en Irún el 17 de abril. En el convoy viajaba el coronel. Ya sólo quedaban por volver pequeños grupos a los que se le había encargado ultimar toda la documentación, liquidar los sobrantes de material y repatriar a los españoles internados en los hospitales de Koenigsberg y Riga.
El 30 de abril, el Gobierno de Madrid anunció oficialmente la extinción de la Legión de Voluntarios Españoles, declarando que todas las personas que presten servicio militar a Gobiernos beligerantes están sujetos a la pérdida de la nacionalidad española, una amenaza que no fue suficiente para impresionar al considerable número de legionarios que, a pesar de todo, decidieron continuar, hacia el fin, la lucha junto a sus camaradas alemanes.
Al repatriarse todo el contingente español. Además de los cerca de 5.000 caídos esparcidos en 162 lugares de enterramiento, quedaba en los “gulags”, de la URSS un grupo de prisioneros españoles que sufrieron las penalidades del cautiverio durante más de 10 años. Los que sobrevivieron, tras dilatadas negociaciones, retornaron a España el 2 de abril de 1954, en el Puerto de Barcelona en el vapor “Semíramis”. Abordo traía a 286 prisioneros.