Obreros en Alemania 1941-1945

Extraido de:

https://www.aemic.org/assets/articulos/129/original/Hermut_Heine_-_Migraciones_y_Exilios_7_-_2006.pdf?1283253375

 

El convenio entre Madrid y Berlín de agosto de 1941 creó las condiciones para que en los meses siguientes un número elevado de trabajadores españoles fuesen a trabajar en la economía de la Alemania nazi. Junto con los obreros españoles que salieron de la peninsula fueron tambien reclutados muchos de los refugiados españoles huidos en Francia, estos de caracter forzado. Para ello se creó la Oficina de Colocación de la Central Nacional-Sindicalista (CNS),que facilitaba el movimiento migratorio.

Alemania tenía la necesidad de sustituir a los centenares de miles de obreros que habían sido movilizados para el frente y España recibia un beneficio en divisas y la solución del problema del paro en España tras la guerra civil.

El 3 de septiembre 1941 se crea la "Comisión Interministerial para el Envío de Trabajadores a Alemania (CIPETA)" para reclutar a los trabajadores y de su envío a Alemania fue compartida esencialmente por la CNS y el Ministerio de Trabajo. Los técnicos sociales, procedentes del correspondiente servicio de la CIPETA, previa consulta con los gobernadores civiles, los Delegados Regionales de Trabajo (CNS) y otras autoridades proviciales de menor rango, debían seleccionar en cada provincia entre los solicitantes a los que iban a ser envíados a Alemania.

Los criterios aplicados a esta tarea se caracterizaban por una cierta flexibilidad ideológica, como manifiesta el hecho de que en noviembre de 1941 la CIPETA dirigiera a la Dirección General de Prisiones la petición de que examinara la posibilidad de que también los llamados penados en libertad condicional —es decir, los prisioneros de guerra y presos políticos, que se hallaban bajo el régimen de la llamada libertad vigilada— pudieran ir a trabajar a Alemania.

La campaña de reclutamiento encontró desde el mismo principio un gran eco. Así, al menos, parece demostrarlo el hecho de que sólo respecto a las expediciones que salieron hasta octubre de 1941 desde Madrid, Sevilla y Cádiz se citara ya la cifra de 4.000 trabajadores.

Entre el 24 de noviembre de 1941 al  8 de agosto del año siguiente, partieron con rumbo a Alemania un total de 8.323 trabajadores. De éstos, 130 procedían de la provincia de Alicante, 334 de Badajoz, 1.685 de Barcelona, 42 de Castellón, 482 de Córdoba, 1.524 de Huelva, 987 de Madrid, 490 de Murcia, 690 de Santander, 410 de Sevilla, 688 de Vigo/Pontevedra y 383 de Zaragoza.

El número exacto de los trabajadores españoles no se conoce.

Tras su llegada a Alemania, eran alojados en campamentos y en casas alquiladas. Los campamentos multinacionales compuestos de barracones construidos antes de la Segunda Guerra Mundial, debido a que fueron utilizados por obrero alemanes durante la ejecución de las grandes obras públicas, propias de la economía alemana de aquellos años. Lo normal es que el cocinero fuese español por su destreza gastronómica.

El organismo español en Alemania a cargo de los trabajadores era la Inspección y Tutela de los Obreros Españoles en Alemania, llamada simplemente Delegación Especial. Se encargaba de vigilar a los trabajadores y ocuparse de sus necesidades de alojamiento y alimentación. El territorio del Reich estaba dividido en 15 inspecciones. Los delegados o inspectores uno por nacionalidad, viajaban constantemente para, a través del diálogo directo con los enlaces sindicales, conocer los incidentes y problemas a resolver en cada zona.

Existía el Periódico de los Obreros Españoles en Alemania, cuya primera edición fue el 3 de mayo de 1942 siendo su director Modesto Suárez. Además, se sumó otro proyecto titulado Mensaje, que era editado por la Falange Española. También contenía información sobre fútbol internacional, espectáculos, etc. Abordaba temática burocrática de la vida laboral y social de los españoles y propaganda nazi dirigida a los trabajadores extranjeros. Se agradecía la ayuda de los países colaboradores con el régimen nazi y se criticaba a los judíos en general.

Los contratos de trabajo eran de carácter individual; es decir, el trabajador lo firmaba en presencia del representante de la empresa donde iba a prestar sus servicios. Inicialmente solían tener una vigencia de un año pero podía se prorrogados en uno o dos más.
La CIPETA había establecido que las esposas de los trabajadores que estaban en Alemania podían seguir el ejemplo de sus maridos una vez que hubieran conseguido un contrato de trabajo. más tarde también se permitiría contratar a menores.
Los salarios contratados variaban según la localidad y la región donde se hallaba el lugar de trabajo y, desde luego, el tipo de cometido a desempeñar. El promedio de los sueldos oscilaban entre los 60 y los 90 céntimos de marco por hora. Por tanto, una jornada de 8 horas solía reportarle al trabajador español entre 4 y 7,20 marcos diarios (un marco equivalia a 4,24 pesetas de entonces). Los gastos de alojamiento colectivo y de comida oscilaban entre 10 y 15 marcos por semana.
Uno de los elementos principales del convenio era el derecho a un descanso anual. La empresa corría con los gastos de ida hasta la frontera española y en la vuelta desde ese mismo punto hasta la localidad de residencia alemana. Como resultado del estricto control de divisas, sólo se permitía la salida de 10 marcos, es decir, 42,40 pesetas españolas por persona. Las empresas alemanas, por tanto, debían retirar del sueldo del trabajador equivalente al billete entre los trayectos de Hendaya al domicilio español y la vuelta hasta la ciudad fronteriza.
También se garantizaba que la Caja Nacional de Seguro de Accidente alemana iba a abonar a los accidentados las prestaciones e indemnizaciones que concedía la legislación española, disfrutando de las mismas ventajas del seguro social incluso cuando se hallaban de permiso en España.
Los funcionarios de la CIPETA aprovechaban en las negociaciones con los representantes alemanes la situación precaria laboral del mercado del Reich para tratar de conseguir un máximo de ventajas económicas y sociales para los trabajadores españoles. Cuando por lluvia u otras condiciones climatológicas, los obreros españoles no pudieran trabajar al aire libre, se les empleaba en labores bajo techo sin que sufriera merma en sus jornales, como ocurría en caso de ser un trabajador alemán, que se le descontaba el 40% de importe de su sueldo diario.
Se insistía en la obtención de un certificado en el que se reflejaba que eran sostenedores económicos de sus familias. Al presentarlo ante la empresa alemana, ésta debía pagarles la cantidad en concepto de compensación por separación familiar.

Una de las cosas que provocaron el descontento de los españoles fue la comida y el hecho de estar básicamente constituida por patata. Incluso en el caso de tener en la plantilla un cocinero español, los trabajadores argumentaban que los insuficientes ingredientes disponibles impedían la elaboración de comidas al gusto español.


Aunque la economía alemana se hallaba muy controlada y dirigida por el Estado, la necesidad por parte de las empresas de alcanzar las cuotas de producción fijadas por el régimen y la apremiante falta de mano de obra creaba para los extranjeros un mercado laboral que ofrecía mucha libertad. Estaban libres de la obligación de llevar la llamada Cartilla del Trabajo, un documento que habiendo sido introducido a principios de la dictadura nazi, regía desde entonces la vida laboral de los obreros alemanes. En esta cartilla se relacionaba las distintas empresas en la que el trabajador había prestado sus servicios. A ese documento equivaldría la actual Vida Laboral que expide la Seguridad Social.

Una de las principales medidas diseñadas para impedir que los obreros, abandonando sus obligaciones contractuales, pasasen a empleos mejor remunerados o aumentasen sus ingresos mediantes actividades extralegales, como el mercado negro, o claramente criminales, fue proclamada por el gobierno español en noviembre de 1943 por le que se estipuló que bajo ningún concepto se admitirá por el Instituto Nacional de Moneda Extranjera giros mensuales superiores a 300 marcos.

La citada medida constituía una prueba irrebatible de que muchos trabajadores españoles se las arreglaban de alguna forma para conseguir ingresos adicionales sustanciosos. El siguiente testimonio parece probar que las remesas no llegaron a adquirir ese carácter masivo que se había esperado al concluir el convenio con Alemania.

Uno de los elementos que ayudaban a crear el espacio donde podía desarrollarse esta relativa libertad fue el hecho de que muchos de los españoles no trabajaban en grandes empresas y que estaban desprovistas de los habituales servicios de vigilancias. Desde mediados de 1944, para mandar una carta a casa, los obreros necesitaban una tarjeta de control, que una vez rellenada con sus datos personales y con la indicación del idioma utilizado, debían entregar junto con la carta a enviar en la ventanilla de correos. Sólo tenían derecho a dos tarjetas por mes. Se prohibía a los obreros de permiso que iban a sus ciudades de origen, que llevasen cartas de otros trabajadores para sus familiares o amigos, siendo este hecho punible.

A medida que crecía en intensidad los bombardeos de la aviación aliada, venía aumentando el temor de las consecuencias muy directas que éstos pudieran tener para los trabajadores españoles. Crecía la preocupación por las vidas y con ello el deseo de regresar cuanto antes a España. Desde el gobiernmo español se recordaba a la administración alemana las clausulas contractuales en caso de afectados por heridos en asuntos de guerra, proponiendo la anulación de los compromisos de los obreros con las empresas contratadoras.

Frente a la mayoría de los trabajadores españoles que querían volver a su país, otros escogieron una alternativa totalmente opuesta. En mayo de 1944, la embajada de Berlín había informado que un número considerable de españoles estaban cruzando la frontera hispanofrancesa para trabajar en Alemania o para ingresar en la unidad de Voluntarios Españoles. Se cree que contaban con la complicidad de oficiales de la fuerzas fronterizas, ya que consta que aquellos que querian abandonar el país impulsados por sus convicciones antifranquistas -por ejemplo para alistarse en las fuerzas aliadas y que participarian en el desembarco de Normandía-, muchas veces fracasaron y no consiguieron sus objetivos.

El 22 de abril de 1945, funcionarios de la embajada española en Berna, habían solicitado del gobierno suizo, un número indeterminado de visados de refugiados para evacuar a algunos de los trabajadores españoles que aún quedaba en el sur de Alemania. Una vez fueron concedidos, unos 150 españoles salieron a finales de mes de Múnich para Bregenz, en el Vorarlberg austriaco. Había sido elegido como punto de encuentro, para desde allí cruzar la cercana frontera con Suiza, adonde ya se habían trasladado los funcionarios de la embajada española en Berlín. Otros trabajadores, sin embargo, entre ellos varios españoles, no habian tenido tanta suerte. Hallándose en Múnich, fueron obligados por oficiales del ejército alemán y de la Waffen SS a excavar trincheras para la defensa de la ciudad, cuando el frente ya había avanzado a sus afueras. Una vez en Suiza, los obreros fueron concentrados en diversos campos, que habían sido rápidamente construidos por las autoridades confederales, encontrándose el principal de éstos en la ciudad de Buhler, cerca de Appenzell. Allí los españoles se veían sometidos a una estrecha vigilancia, ya que sus anfitriones temían que la presencia de estos pusieran en peligro la neutralidad de Suiza.

- Marco Batlle, Enric

Barcelona 1921- ¿?).

Enric Marco Batlle comenzó a ser en el periodo de la Transición como sindicalista. Posteriormente enfocó su actividad hacia el movimiento educativo (como dirigente de Asociaciones de padres de alumnos). Ya en 2000 inició una actividad intensa como "pretendido" testigo de los campos nazis, hasta que en 2005 se supo que en realidad no había conocido tales campos.

En abril de 2005 un informe del historiador Benito Bermejo establecía que los relatos de Marco eran extremadamente inconsistentes y demostraba que Marco había estado en la Alemania nazi como trabajador voluntario (de acuerdo con el tratado Franco-Hitler de agosto de 1941) y no deportado por su combate en la Resistencia antinazi en Francia (como él había pretendido). Efectivamente, Marco aparecía en un documento en los Archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores como un trabajador de la industria de guerra de la Alemania nazi, contratado por la empresa Deutsche Werke Werft de Kiel.

 

- Clemente Ávila, Emilio.

Santa Marta de los Barros. ¿?-¿?

Mecánico de Aviación Militar de la Promoción número 15, recibe su título en junio de 1932. En la primavera de 1933 fue destinado al mantenimiento del Breguet XIX que tripulaba el comandante Luis Romero Basart, Inspector General de las fuerzas aéreas en el Ministerio de la Guerra. Ramón Franco Bahamonde al cesar en su condición de diputado y ser amigo intimo de Luis Romero Basart utilizó el avión Breguet XIX y fue su tripulante muchas veces.

El 18 de julio, teniente mecánico, y a bordo de un Breguet, cargado de bombas y junto con el suboficial Cremades, que pilotaba, intentaron bombardear el Cuartel de la Montaña para ayudar a los milicianos que lo asaltaban, pero las bombas no se desprendieron teniendo que volver a la base y aterrizar con un gran riesgo para todos. Fue el primer avión republicano que sobrevoló Madrid.

Estuvo en Toledo al mando de varios pelotones de milicianos, en la base provisional de Don Benito, que fue bombardeada por aviones Junker 52, en la Base de las Alcáceres donde se  ensamblaban aviones de bombardeo ligeros, en el Campo de la Señera cerca de Manises, en el Campo de Candasnos, participo  en un avión Mosca en el bombardeo del campo de Garrapinillos.

Ya en Cataluña recibió la orden de poner en marcha un parque de recuperación de material automóvil y el traslado desde el puerto de Barcelona hasta la localidad de Olot de toneladas de repuestos para camiones y coches Ford

Cuando las tropas de Franco entraban por las calles de Barcelona recogió a su familia en Molins de Rey y se dirigió hacia Olot.

En el mes de febrero llego al campo de concentración francés Argeles Sur Mer. Escapó del campo llegando a Perpignan donde localizó a su mujer que estaba en un campo en el Departamento del Gard y se trasladaron al Departamento del Cher.

Con la entrada de los alemanes en Paris, la fábrica deja de funcionar y viviendo en Vierzón los alemanes les conminan a presentarse en la plaza y les trasladan a Berlín a la fábrica Daimler Benz.

En el otoño de 1942 consiguió documentación para salir de Alemania, llegando a Bayona donde volvió a reencontrarse con antiguos compañeros. Allí un amigo que estaba empleado en la Organización Internacional para los Refugiados le incluye en las listas de republicanos españoles, que el gobierno de Venezuela está recopilando ofreciéndoles hospitalidad y refugio. En un barco de bandera portuguesa “El Portugal” salió desde Burdeos con su familia con destino a Venezuela desembarcando en Puerto Cabello.

 

-Hernández Gimenez, Juan

La Unión (Murcia) 17/05/1914 - Oloron Sainte Marie (Francia) 2006

En noviembre de 1935 se incorporó al Servicio Militar en el Arma de Aviación en El Prat de Llobregat e ingresó en el curso de mecánicos de Aviación de la Base.

El 18 de julio de 1936 La Sublevación Militar le sorprendió en el Aeródromo del Prat de Llobregat. Dado su talla, 1,80 cm, durante los primeros meses de la Guerra fue escolta del jefe de la Base, Teniente Coronel Felipe Díaz Sandino al cual acompañaba en los frecuentes viajes a Barcelona, con otros soldados elegidos para tal fin, dado el estado de inseguridad en la ciudad después del desmantelamiento del Estado, producido por la Sublevación, por los combates callejeros y la Anarquía posterior. Iban a la Generalitat de Cataluña donde escoltaban a Díaz Sandino en las frecuentes reuniones que éste mantenía con LLuis Companys, presidente de la Generalidat.

En octubre de 1936 ingresó en un curso de piloto de Polikarpov R-Z "Natacha", siendo asignado, después de aprobar el curso, como Sargento Piloto a los Natacha en la Zona Centro.

Durante la guerra estuvo destinado en varios Aeródromos participando en la Batalla de Guadalajara, Brunete, Teruel, Belchite y del Ebro, sosteniendo misiones de bombardeo y siendo atacado por cazas Nacionales. La fortuna le acompañó, nunca fue derribado, ni herido en Acción de Guerra . Según confirmó, hubo muchas veces que pudo "pasarse" a la España Nacional en distintas misiones, pero sus convicciones morales eran que había jurado la Bandera de la Republica y era obligación y condición de cualquier militar no revolverse nunca contra ella, aún estando en acuerdo/desacuerdo con los distintos gobiernos que la representaran en cada momento.

A finales de 1938, con el grado de Teniente, después de la Batalla de Ebro, ingreso en un Curso de Pilotaje de Katiuskas -Tupolev SB-2. Con la mitad del curso completado y a la Espera del envió de una partida Katiuskas desde Rusia para formar un nuevo escuadrón (partida de Aviones que no llegaron a España , fueron devueltos desde Francia ), recibieron órdenes en febrero de 1939 de pasar a Francia, por Gerona donde pasó con una maleta conteniendo el Equipo completo de Piloto de katiuska del que nunca se desprendió, aunque los Gendarmes en la Frontera intentaron requisársela (El traje de Piloto lo conservó hasta su fallecimiento).

En Francia le internaron en el Campo de Concentración de Argeles Sur Mer, donde le sorprendió la II Guerra Mundial. Después de la Ocupación de Francia por los Alemanes en mayo de 1940, fue transferido a un Campo de Trabajo para trabajar para los Franceses de Vichy, luego en Noviembre de 1942 para los Alemanes en la Construcción de la Muralla del Atlántico y en las fortificaciones de la Base de Submarinos Alemana en Burdeos.Durante este periodo pasó información a la Resistencia (formada en el Sur de Francia por muchos españoles), que después era enviada a Londres, sobre los tipos de fortificaciones que los Alemanes estaban construyendo en aquella zona.

Con la liberación de Francia en junio de 1944 y dado que tenía experiencia previa como mecánico de Aviación, en la postguerra trabajo como Operario Tornero en la Fabrica de Messier Hispano Bugatti en Oloron Sainte Marie, población cerca de Pau, donde se jubiló como Maestro de Taller en 1976 de manera prematura, después de sufrir un infarto del que pudo sobrevivir.

En 1958, después de 19 años sin ver a sus padres y hermanos, y una vez obtenida la nacionalidad Francesa viajó a España. A partir de entonces todos los años el mes de vacaciones estaba en España. 

En 1985 le fue reconocida por el Ministerio de Defensa de España la Categoría de Comandante del Ejército del Aire, y la pensión correspondiente, teniendo en cuenta en el grado la proyección de los años, si hubiera continuado en activo en la Arma de Aviación desde 1939.

Falleció en 2006 en Francia, a la edad de 92 años.