-Sobornos aliados

Durante la segunda guerra mundial, el servicio de espionaje británico sobornó a generales españoles para que estos disuadieran al dictador Francisco Franco de entrar en la Segunda Guerra Mundial del lado de Hitler, el montante total aproximado equivalió 232 millones de dólares de hoy que fueron a parar a militares del círculo del general Franco, armadores y varios agentes espías.

Estos pagos se gestionaron a través del empresario balear Juan March Ordinas.

Un agente inglés en la Embajada británica en Madrid era el intermediario. March habló con generales importantes, como Aranda, y aunque simuló que el dinero lo ponía él, venía de los británicos.

El dinero se entregó a través de una cuenta en Nueva York de un banco suizo, que sitúa como urdidor de la trama al embajador británico en Madrid, Samuel Hoare. "Que España entre en la guerra depende de la rapidez de nuestra actuación", telegrafió el embajador Hoare

En junio de 1940, nueve meses después de que Hitler hubiera empezado la guerra con la invasión de Polonia, Hoare pidió parte del dinero "sin retraso" al Foreign Office (Ministerio de Asuntos Exteriores) y añadía en su comunicación que si había dudas, se consultara al primer ministro, Winston Churchill, quien respondió posteriormente en un telegrama: "Sí, por supuesto".

La tensión aumentó cuando en octubre de 1940 se produjo la célebre y fotografiada entrevista de Hitler y Franco en Hendaya. Hoare explica incluso que hubo partidas que se destinaron a detener a aquellas personas que conspiraban para persuadir al dictador y que de una vez apoyara con tropas a Hitler. Entre los militares favorables a una España en guerra mundial estaba el general Muñoz Grandes.

En una de las comunicaciones secretas de Hoare con su superior, el secretario de Relaciones Exteriores, Lord Halifax, se mencionan también reuniones de agentes británicos con republicanos y guerrilleros españoles para animarlos a una insurrección en el caso de que en la Península entraran tropas alemanas.

 

March Ordinas, Juan

Santa Margarita (Mallorca) 4/X/1880 - Madrid, 10/III/1962

Aventurero y genial hombre de negocios para unos, contrabandista y mafioso sin escrúpulos para otros, no se puede dudar que su personalidad marca gran parte de la historia política y económica de la primera mitad del siglo XX en España, sobre todo por su implicación en el contrabando marítimo y su intervención en la Primera Guerra Mundial, en la que además de comerciar con todos los contendientes y vender información a varios de ellos labra una fortuna colosal que le convierte en uno de los hombres más ricos de España.

Procedente de una familia campesina de Mallorca, era hijo de un tratante de ganado. Estudió comercio en el colegio franciscano depont de inca, siendo expulsado de la escuela.

El origen de sus actividades económicas se sitúa en la trata de cerdos, continuación del negocio familiar y que simultaneaba con una casa de banca autorizada en el domicilio.

Con los beneficios obtenidos compró terrenos de la antigua y arruinada aristocracia mallorquina (botifarras botifleurs).

Posteriormente se dedicó al contrabando, adquiriendo productos en África y Gibraltar  que más tarde eran vendidos en la costa valenciana.

En 1906 se dedica a la producción de tabaco, comprando parte de una fábrica de tabaco en Argelia. En 1911 obtuvo de la Compañia Internacional de Tabacos de Marruecos, de capital francés, el monopolio del comercio de tabaco en todo Marruecos, incluido el español.

Intervino en la producción de electricidad en Baleares, donde también se hizo con acciones de la Compañia Naviera de las Palmas.

Durante la primera guerra mundial se vio involucrado en un incidente internacional, al dar suministros a los submarinos austriacos que operaban en el Mediterráneo occidental, resguardados en la isla de Cabrera frente a S'Avall, finca de su propiedad en la costa de Mallorca. Ello costó, a instancias del primer lord del almiranzgo británico Churchill, la expropiación inmediata de la isla por parte del gobierno español y que nunca la recuperó.

En 1916 creó la Compañía Transmediterranea con un capital inicial de cien millones de pesetas. Integraba varias navieras y controlaba las comunicaciones entre Baleares y Marruecos y el tráfico de cabotaje en Levante.

En abril de1923 fue elegido diputado de las Cortes por Mallorca por Izquierda Liberal.

En 1926 fundó la Banca March con el objetivo de financiar una parte de sus actividades empresariales.

En las actividades denominadas negocios de guerra y además del avituallamiento de submarinos cabe destacar la venta de miles de fusiles mauser k98 y millones de cartuchos (7,92 x 57) al cabecilla Abd el Krim, que en el norte de Marruecos acosaba al ejército español. La ntrega se hizo con los fusiles desprovistos de aguja percutora, almacenadas estas en una gabarra que no se liberó hasta que el pago acordado fue satisfecho y los intervinientes se encontraron a salvo.

Durante la dictadura de Primo de Rivera obtiene el monopolio de los tabacos, además de participaciones en la telefonía, el petróleo y la banca, sin embargo, la llegada de la República en 1931, altera definitivamente sus intereses siendo despojado del Monopolio de tabacos y ser encarcelado durante 17 meses.

Se fuga de forma espectacular y pone a disposición del general Mola su fortuna personal para los difíciles primeros días del alzamiento.

Financió con lingotes de oro el Alzamiento Nacional y pagó de su bolsillo las 1.019 libras esterlinas y cuatro chelines que costó el alquiler del Dragon Rapide, el avión que llevó a Franco de Canarias a Marruecos en 1936.

Gracias a la intervención decisiva de March, España no entró en la Segunda Guerra Mundial a favor de Alemania tras sobornar a los principales generales de Franco al mismo tiempo que intimó con Wilhem Cannaris, jefe de los espías de Hitler.

Cuando termina la Guerra Civil, March posee una fortuna espectacular, dueño de una poderosa banca y con participación en todos los negocios importantes del país.

Los recelos que inspira en muchos camisas viejas de Falange no le impiden hacer valer sus dotes e influencias para conseguir arrebatar a su al también multimillonario Daniel Heineman, la hidroeléctrica Barcelona Traction.

A partir de 1956, la muerte de su esposa Leonor Servera y ciertas complicaciones médicas le apartan algo de los negocios.

En 1955 destina 300 millones de pesetas y 1.200.000 dólares a una Fundación bautizada con su propio nombre, una cifra que representa aproximadamente un 20% del botín adquirido por la compra de Barcelona Traction, como publica entonces la revista Spanish Economic News. El objetivo es el de proporcionar becas para el estudio y la investigación y promover la cultura y el arte. Según la propia Fundación ésta nace “como entidad cultural y benéfica de carácter privado y naturaleza permanente” y como voluntad de Juan March de que sea “un testimonio permanente de su amor a España y a su cultura”.

La Banca March posee o controla hacia 1961 compañías de sectores muy diversos. Según un artículo de la revista Time de ese mismo año March, directa o indirectamente dispone de los monopolios del tabaco y de la gasolina, de uno de los bancos principales del país -el Banco Central- de la principal fabrica de cerveza –la compañía Águila- además de compañías químicas, astilleros, acerereras, eléctricas y petroleras. Incluso el 25% de la Societé de Banque Suisse.

El 23 de febrero de 1962, a pocos kilómetros de Madrid, sufrio un accidente que le dejó gravemente herido, y tras 18 días de lucha en el hospital, durante los cuales se mantuvo lúcido, falleció a la edad de 81 años.

A su muerte la agencia Reuters estima su fortuna en 335 millones de dólares.