- Retorno de exiliados republicanos y niños de la guerra. URSS
En plena guerra civil grupo partieron para la Unión Soviética como refugiado casi siete mil españoles entre niños republicanos y adultos.Tras finalizar la guerra, entre 1956 y 1957 regresaron miles de niños que a su regreso a España tenían edades comprendidas entre los 23 y los 35 años.
El gobierno franquista no solo se encargaría de rescatar a los niños de la guerra, también a partir de 1940, se centró en intentar lograr la liberación de españoles prisioneros en la URSS como desertores de la División Azul. Las primeras peticiones las solicitan los propios niños de entonces ante la Dirección General de Seguridad. El primer caso, es el del guipuzcoano José Asencio Orueta al entonces ministro de Defensa Nikólai Bulganin.
Las negociaciones comenzaron a raíz de la muerte de Stalin. Ya con el gobierno de Kruschev, la URSS tenía que dejar de lado esa imagen de país represivo y comenzar a otorgar ciertas facilidades. El Kremlim no tardó en dar una respuesta a las peticiones. Los representantes de los exiliados españoles se ponen en contacto con el embajador español en París, José Rojas y Moreno y este señaló que Madrid permitiría casi de forma inmediata la entada de los niños de Rusia en España.
Las operaciones de retorno de la URSS se dilataron hasta el 18 de junio de 1960. En los barcos llegaban un importante número de técnicos de diversos sectores, peritos, ingenieros y un abundante número de titulados universitarios. La mayoría traían enseres para toda la familia que no habían visto en toda su vida. Aquellos niños partieron bajo el permiso del gobierno republicano, muchos de ellos con poco más de tres años.
La medida de la exención de impuestos a los repatriados por parte de Franco llevó a muchos refugiados soviéticos a traer objetos para su posterior reventa en España, el más común sería la cámara fotográfica marca Leica.
Al finalizar la quinta expedición el gobierno franquista comenzó a denotar cierto cansancio, inclinándose a poner final de alguna manera a la operación. El gobierno soviético procuraba dar toda clase de facilidades para la repatriación de españoles. La contraprestación obtendría favores en un posible escenario diplomático y de intercambios comerciales con España. A partir de aquel año, las repatriaciones serían examinadas de forma individualizada.
Cecilio Aguirre Iturbe tenía 27 años cuando regresó a España a bordo del buque "Crimea" junto a su mujer Paqui y sus dos hijos. En su cuaderno de viaje, narrado por el propio autor habla de la ausencia que tenía de su país sin hacer lecturas políticas. A su llegada, Cecilio nunca olvidará la fecha en la que partió con sus hermanos en plena guerra civil desde el puerto de Santurce (Bilbao). El régimen de Franco buscaba una operación discreta. Había dado instrucciones precisas a los medios para que la noticia se contara con mucha cautela. La Vanguardia fue uno de los pocos periódicos que redactaría en sus páginas la larga lista de pasajeros del Crimea.
A Cecilio le ponen un micrófono como pasajero a su llegada. Narraría a los medios “Tenía muchas ganas de volver ¡Viva el pueblo español y Viva España!”. Detrás de Cecilio, bajarían 538 pasajeros más. La llegada de cientos de repatriados trajo el inicio de los interrogatorios masivos y la elaboración de fichas personales de cada uno con fotografías y huellas. Muchos de ellos se negaron a aportar grandes cantidades de información a la policía española “por las represalias que podía tener para los españoles aún no repatriados”.
La Dirección de Investigación Social clasificaba a los retornados en función de su condición de adaptación a las costumbres y modo de vida en España. Las categoría eran “satisfechos, descontentos y peligrosos sospechosos”, donde se englobaban aquellos que podían estar involucrados en misiones especiales del Partido Comunista o el régimen soviético en España.
El caso de Domingo Ferreiro Rueda demuestra la necesidad del régimen de Franco de tener a todos los repatriados en condición de “sospechosos permanentes”. Este vasco decidió regresar a España donde pasaría muchas dificultades para iniciar una nueva vida y montar su propia ebanistería. En 1962 sería detenido por la policía española al no haberse presentado en un interrogatorio reglamentario. “Me trasladaron a Bilbao y de nuevo se produjeron los interrogatorios y los malos tratos” Ya había sido interrogado un tiempo atrás para serie de preguntas sus veinte años de vida en la URSS. “Mis respuestas siempre fueron favorables a aquel gran país e insistía que había sido muy feliz y estaba orgulloso de haber vivido allí”. En esta segunda detención el proceso fue mucho más difícil. “A todos nos acusaron de propaganda y asociación ilegales; en una palabra, de ser comunistas y demostrarlo por hablar bien de la Unión Soviética. De aquella Comisaría nos llevaron a la cárcel de Rinaga , en el mismo Bilbao, y allí nos tuvieron nueve meses, hasta que nos pusieron en libertad”.
Los servicios policiales españoles montaron operaciones de vigilancia durante una década “Los informes eran mensuales y los datos estuvieron disponibles en la Dirección General de Seguridad”. En los papeles tenían que detectar cualquier “cambio de residencia, contactos, amistades, relaciones sociales, conducta política y desempeño en el trabajo”.
La presión, al añoranza o la falta de adaptación llevaron a a muchos de estos jóvenes, ya treintañeros, a volver Rusia. De acuerdo a las estadísticas oficiales el numero de repatriados que había solicitado su salida ascendía a 388, contando varones, mujeres y niños. Las autoridades soviéticas aprovecharían este regreso para alertar a los posibles españoles en su plan de regreso. Este fue uno de los casos como el una joven anestesista Leonor que declinó finalmente su viaje tras la carta de una amiga que le informaba de las dificultades para encontrar trabajo. Leonor decidió reclinar su propuesta puesto que no tenía ya familiares en España que le brindaran un primer apoyo. Y se quedé definitivamente en Moscú.
Otro tema destacar es la intervención de los servicios de espionaje americanos en los informes de los repatriados rusos. La fuerte vigilancia a la que estaban sometido los miles de niños que regresaron a España creó un caldo de cultivo ideal para que el gobierno americano obtuviera el máximo nivel de información posible sobre la URSS a través de estos niños españoles. La operación “Proyecto Niños” duró casi cuatro años entrevistando casi a un total de 1.800 repatriados. Moreno apunta que a día de hoy y oficialmente “la operación sigue sin estar reconocida ni por la propia CIA ni el Ministerio de Defensa español”. Se elaboraron alrededor de 2.000 informes y supuso una de las operaciones de inteligencia más importantes de la historia e influyó de forma significativa en la opinión creada por las élites americanas sobre la vida en el país rival de la URSS.
Para mas información sobre el tema destacar la extraordinaria publicación de Rafael Moreno Izquierdo.