Película de Vicente Lluch que cuenta la historia de unos divisionarios desde la óptica de la familia que espera en el pueblo. Llena de clichés y con un mensaje pueril, nos cuenta la historia de unos amigos que se ven "obligados" a ir a Rusia a luchar por la civilización cristiana "por lo que pasó" en su tierra. Un argumento de puntillas para justificar algo sin demasiado peso. Los cuatro jóvenes van, mientras unos niños, comandados por Luis Varela, explican la guerra mediante juegos. Vuelven tres de ellos y a Juan (Rafael Arcos) se le da por muerto. Vuelve a estar la novia que espera rezando rosarios y la ronda del amigo que sí volvió, hasta que llega un alemán y les cuenta que está en un gulag. A la vuelta del Semíramis, barco en el que regresaron muchos divisionarios, todo es alegría, excepto para Juan que se siente turbado por haber perdido trece años de su vida.